martes, 17 de diciembre de 2013

Caníbal, otra forma de amor.

Caníbal es el último proyecto de Manuel Martín Cuenca (Malas temporadas, La mitad de óscar). Nos trae la historia de Carlos, uno de los más respetados sastres de Granada, que oculta un oscuro secreto, y es que su deseo hacia las mujeres le lleva a matarlas para comérselas.


Manuel Martín además de dirigir la cinta también firma el guión junto a Alejandro Hernández. En cuanto a la fotografía, corre por cuenta de Pau Esteve Birba, por la que ha ganado el premio a la mejor fotografía en el festival de San Sebastián.



El reparto principal lo forman Antonio de la Torre, en el papel de Carlos y Olimpia Melinte en el papel de Nina y su hermana gemela. Ambos actores nos brindan unas magistrales interpretaciones que nos sumergen en lo más profundo de las mentes de sus personajes.

El ritmo pausado de la película es bastante acertado a la hora de introducirnos en la mente de un asesino en serie que actúa impunemente matando a mujeres que después se come. La película nos hace llegar a olvidarnos de la maldad de los actos de Carlos, de forma que asumimos lo que hace e incluso podemos llegar a empatizar con él. Se nota que su trastorno se debe a la soledad y el sufrimiento que le ha provocado el mundo. Maldad reflejada en el desprecio que sufre a manos de una mujer que no llegamos a saber que relación tiene exactamente con él y que le ayuda en las labores de la sastrería.


Uno de los temas con los que juega la película son los prejuicios. Por un lado tenemos a Carlos, un hombre respetado y de aspecto arreglado y decente, tras el que se esconde un monstruo que no siente remordimiento a la hora de quitar una vida para saciar su hambre de carne humana. En contraposición a esto nos encontramos con la hermana de Nina, una joven rumana que acaba de llegar a la ciudad y que se dedica a dar masajes en su casa para ganarse la vida. Es en ella en la que se intuye el pecado, ya que se juega con la idea de que esos masajes son un eufemismo para la prostitución. Este equívoca se da tanto en los personajes como en el espectador, y no es hasta que Nina, que también resulta ser masajista le da un masaje a Carlos que nos damos cuenta que es nuestra propia mirada la que está contaminada por los prejuicios.


Pero el eje principal de la película es el amor. Pero no un amor tradicional, si no la visión retorcida del amor que tiene un enfermo mental. El comerse a mujeres es su forma de saciar un deseo hacia las mujeres que no sabe como conseguir. Pero no es hasta que conoce a Nina que cambia, ya que al entablar una especie de relación con ella poco a poco algo va cambiando dentro de él. Pero este cambio es fiel a la esencia del personaje, frio y calculador, de forma que nos lleva a un final que mantiene el tono perturbador de toda la película.


En definitiva, Caníbal es una película que mantiene el suspense durante las casi dos horas que dura y que no te deja indiferente. Además es interesante hacer una autocrítica y ver los valores que uno tiene y que esta película es capaz de hacernos ver.

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